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lunes, 28 de enero de 2013


La verdadera historia de LIKI,
DE[LIKI]AE

            Hola, mi nombre es Liki, Lik, pero todos me llaman Liki. Nací hace muchos, muchos años, creo que en 1978. Vosotros no estabais ni en el pensamiento de vuestros padres, je, je, je.
              Si ahora estáis leyendo esta carta, es que  por fin mi carta ha salido a la luz. He vuelto a nacer. Bueno, mejor dicho, es que algo salió mal y me vais a tener que ayudar.
           Todo empezó una tarde fría de sábado, cuando mi abuelo y yo nos quedamos solos en casa. Por entonces yo vivía aquí cerca en el barrio Delicias, en la Avenida de Juan Carlos I.
A mi abuelo le encantaban las historias, y aprovechó esa ocasión para darme la chapa. Empezó como si tal cosa a hablar y a hablar de su infancia, hasta que su conversación nos llevó a hablar de las leyendas que se conocían del barrio. Y esta fue la última que me contó.
                  “Cuentan – comenzó mi abuelo – que entre algunos colegios de la zona y el Delicias había un túnel subterráneo, un pasadizo, un refugio, un acceso desconocido entre ellos. Allí en lo más profundo del subsuelo había un habitáculo enigmático y misterioso del que a veces salían ruidos extraños, sonidos estridentes, metálicos y agudos, como de una locomotora vieja o de trenes que arrancaban y frenaban a gran velocidad. Nadie había podido ir allí jamás” – terminó mi abuelo.
            Un día Liki, Lik, yo, el más valiente del barrio, el más osado, imbuido por el coraje y la heroicidad que me daba ser el nieto del mejor contador de historias misteriosas, decidí buscar ese lugar, ese pasadizo.
Como todo buen explorador me preparé primero: una visera cómoda que se ajustase bien, mi identificación de super – explorador, libreta, bolígrafo y un buen mapa que me ayudase a localizar mi objetivo.
Para iniciar mi exploración tenía que elegir un día en que pudiera pasar desapercibido para mi familia. Decidí que el mejor día era el 80 cumpleaños del abuelo. La casa estaría llena de gente, amigos, familiares, vecinos y nadie repararía en mi ausencia.
            Por fin, después de mucho deambular por el parque encontré lo que mi abuelo hubiera llamado “la puerta de la verdad”. Entré sin pensármelo dos veces, seguí el sonido que me conducía a un corredor cada vez más estrecho. Mis oídos empezaban a resistirse a esos golpes metálicos, agudos y estridentes.
           Poco a poco avancé, la última parte la tuve que hacer medio agachado y por fin, una luz, una esfera brillante, enorme, más grande que un globo, como el de la Vuelta al Mundo en 80 días. Me cubrí la vista con el antebrazo y con ayuda de mi visera, logré acercarme, no había nadie, era una máquina ciertamente extraña. Lo más llamativo era una palanca grande y con mango de cristal, dos enormes ruletas plateadas con números y letras, estaban en otro idioma y fui incapaz de entender lo que ponía. Intuí que una de ellas era una especie de calendario y que la otra, por los dibujos que se veían, indicaba los cinco continentes del mundo.
No me lo pensé, me senté sin más dilación, agarré la palanca con todas mis fuerzas y las ruletas empezaron a girar a toda velocidad, yo mismo giraba sobre mi asiento, esa extraña máquina también giraba, todo giraba a mi alrededor, las estaciones del año, los países, las personas, las épocas se sucedían sin freno. Mareado perdí el conocimiento.
            Al despertar no sabía muy bien dónde me encontraba, solo deseaba volver a mi casa, con mi familia, con mi abuelo, soplar las velas de su tarta de cumpleaños. El corazón empezó a latirme muy deprisa. Estaba ansioso por contarle todo, por decirle cuál era mi descubrimiento, quería que supiera que yo había encontrado la misteriosa máquina de sus leyendas, quería que él la viera, que se sintiera orgulloso de mi proeza, de mi hazaña. Liki,Lik, un héroe de barrio.
            Pero, algo pasaba a mi alrededor y no podía salir de allí, una esfera transparente que rodeaba toda la máquina me impedía salir. Me sentía atrapado. Estaba atrapado.
         Necesitaba aclararme las ideas, decidir cómo podía salir de allí y regresar a la realidad.
        Estaba atrapado en el tiempo. La máquina enigmática me había atrapado. La máquina del tiempo me tenía preso. Intenté golpear la esfera y nada.  Intenté mover de nuevo la palanca y daba error. Las ruletas daban error. Había una tapa roja, la levanté y había un papel que decía: TRIPLE AVERÍA.

AVERÍA 1 =>    ERROR EN LA ÉPOCA DE LA PREHISTORIA.
AVERÍA 2 =>    ERROR EN LA ÉPOCA MEDIEVAL.
AVERÍA 3 =>    ERROR EN LA ÉPOCA ACTUAL.

           Ví otra tapa, era una tapa verde, la levanté y había un papel que decía:
“Liki, Lik, chico valiente, usa tu mente y regresarás.
Pista: PALABRA + IMAGEN = SOLUCIÓN” 

           Si todavía estáis leyendo mi carta es que aún no he regresado, aún sigo atrapado. Necesito ayuda. Os pido ayuda.             S. O. S.
                                                           Firmado:
                                                                                  Liki,Lik

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